El arranque de la contienda pactada a 12 rounds en el Toyota Center, presentó a un Óscar Duarte haciendo un trabajo muy inteligente, buscó toda entrada y su izquierdazo le pesó a Ryan por momentos, pese a esto, cuando parecía lograr una ligera superioridad, García contestaba de inmediato. Este primer round parejo parecía demostrar que así sería el resto de la pelea.

El rendimiento del chihuahuense no pude ponerse en duda, round tras round buscó a Ryan, pero parece que el mexico-americano, después de su última pelea, la cual perdió por primera vez en su carrera, lo dejó con miedo. García daba la espalda y se colocaba de lado haciendo imposible conectar los golpes.

 

Las tarjetas favorecían a Duarte y lo que le hacía falta al boxeador que constantemente se acercaba era aumentar su frecuencia de golpes. Los asaltos le otorgaban claridad para encontrar alternativas a la mala postura defensiva que Ryan optó por tener para que no se le hiciera daño.

La mejor opción para “King” fue recorrer el cuadrilátero sin parar, de lado a lado para evitar ser alcanzado, en este instante se le criticaba a Óscar por no alcanzarlo y ponerle un alto a Ryan con una buena combinación de golpes; sin embargo, hallar el espacio se vio difícil.

El octavo round parecería ser uno más en los que Ryan huía y Duarte buscaba atacar, pero todo se vio nublado cuando García conectó un gancho izquierdo en el rostro que hizo titubear al mexicano, desconectó el funcionamiento de sus piernas y al ponerlo sobre las cuerdas siguió con una ráfaga de golpes que hizo caer a Óscar. Para cuando quiso pararse el tiempo ya se había agotado y “King” obtuvo su K.O. número 20.

El enfrentamiento se vio maquillado por el resultado que dependerá de la perspectiva con la que se observe el combate, pero Ryan, dejó mucho que desear, el sentimiento de temor tras ser vencido se hizo presente y lo hizo notar pese a que un solo golpe le dio la suerte para ganar y acabar este pelea.